24 abr 2010

Despedidas

Llegar temprano a un último día de escuela suele resumirse como una ceremonia emotiva donde suelen presentarse alumnos dignamente uniformados para la solemne ocasión de dar por concluido un ciclo escolar, en las que el efecto emocional puede ser nostálgico y emotivo en las personas, especialmente si este fin da inicio a un posterior avance a algo más grande y más importante. Nunca había visto transcurrir un ciclo escolar ante mis ojos tan rápidamente. Todo fue como un mar de emociones y experiencias diversas y gozosas en su mayoría que me hicieron pasar buenos ratos; otros no tan felices como la desilusión del primer real amor consciente, el no poder seguir teniendo estas experiencias en un buen rato, no tener a quien ver y no poder regocijarme en la belleza de sus pupilas y en mi deseo de anhelo y desesperación de estar tan cerca y tan lejos de ciertas cosas, de gente querida, de mis amigos y de ella... De todo esto me percaté este último viernes, viernes de fin de cursos, aunque aún quedan exámenes finales y tendré que ir la otra semana a hacer exámenes finales; en fin, llegué a la escuela temprano para entregar mi trabajo final de dibujo, mostrando mi credencial desgastada y despegada que me duo todo el año, para fijarme en la foto dentro de aquella mica opaca que mostraba a un joven de pulcro porte y cara de niño, sin el cabello largo que siempre lo distinguió y con mirada distante, tal vez efecto de que así es la instrucción para sacarte una fotografía oficial o porque no había grandes preocupaciones y aquel casi niño podía divagar en lugares distantes e inconsistentes de su mente. Vi entonces la manera en que la gente puede cambiar en cuestión de meses y la manera en que estas situaciones que me pasaron desde que entré a la prepa me cambiaron sobremanera. Saludar gente, halagos de una futura añoranza por la ausencia de los mismos, perder el tiempo, saludar a los amigos y abrazarlos tan fuerte como se merecen, sonreir y reir; ¿ cuándo la volveré a ver?, ¿ a reir con ella?... Y llega el sentimiento de nostalgia de cuando era feliz y sonreía al verla pasar, al hablar con ella, a abrazarla, siempre con un invisible velo que me decia que no podría entender lo que ella tenía ni la tendría a ella por ser seres distintos entre sí; ella atormentada y golpeada por los vaivenes de la vida y las cuestiones del amor y yo, tierno e inocente despertando en este mundo lleno de dolor por doquier, en el que los torturados abogan y anhelan algo felíz, que a veces llega a suceder, aunque a veces la felicidad cobra facturas, y no me podrán negar esto. Entender que debí de querer más a mis compañeros, y seguir queriendo igual a mis amigos y a ella, fueron ciertas conclusiones a las que me llevó aquel día. Pasar al cine y reír con mis amigos una última vez era algo necesario de hacer para resistir hasta el lunes para volver a verla era un precio justo por lo que iba a suceder luego. Saber que no veré a muchas personas en un buen tiempo me deja un sentimiento de incertidumbre me deja una pregunta en mi cabeza: ¿ cuánto tiempo será? ¿ sentiré tanto su falta? Tal vez de algunos no me acuerde; tal vez de algunos otros sí y tal vez a algunos los busque y quiera ver en estas vacaciones, aunque no espero recibir mucha felicidad por parte de mí si sigo tan dependiente de verla. Esa es una pregunta que desearía que alguien me respondiese: ¿porque sigo tan dependiente de ella? ¿ Es su bella voz, su manera de ver, reír, cantar, sus labios, su boca, sus ojos, su sensualidad que inconscientemente emana de su ser, aquel ser tan bello que voy a extrañar tanto, al igual que su perfume que me encantaba sentir a una banca de distancia, a un palmo de mi, para poder sentir que había algo por que ir a la escuela y sonreir un poco por ella o acaso es que me niego a comprender que me tendré que acondicionar un buen rato sin ella? Tengo hasta el lunes para pensar algo coherente y despues a dejar que vuelva el niño de la fotograia, para volver a mundos imaginarios y no preocuparse tanto este mundo y soñar que ella está presente...